Alexander Elías

"Así, uno resurge, llenando de sentido,
los días, la memoria, la vida misma,
inventándose motivos, alegrías de vivir,
evitando pensar en lo funesto,
rehuyendo lo inevitable,
lo verdaderamente esperanzador."

Oficio de escritor

Alexander Elías es Fredy Alexander Muñoz Garzón (1981) escritor y poeta colombiano. Parte de su trabajo literario está publicado en más de una docena de antologías en Colombia, Ecuador, Perú, México, España y Argentina. Textos suyos han sido publicados en diferentes medios y espacios, impresos y virtuales, nacionales e internacionales. Actualmente se desempeña como Mediador de Lectura para la OEI en el Plan Nacional del Libro y la Lectura “José de la cuadra” del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Le gustan los arreboles


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¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?

La poesía es madre de la creación, los poemas son los hijos de la humanidad, pero la poesía es madre que no quepa duda, en cambio la inspiración es un pretexto para no tomarse el trabajo en serio.

 

¿Qué concepción tiene de la poesía?

Lo que sé de la poesía es una gota en el océano de la Poiesis.

 

¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía?

Mi proceso es vital, en algunas ocasiones intelectual, pero fundamentalmente es vivencial, vivo la poesía que no he aprendido a escribir y escribo la poesía que se me sale por los poros.

 

¿Cómo definiría a su poesía?

Mis poemas son una búsqueda, un testimonio, en contadas ocasiones un juego de palabras, de sentidos, pero siempre un manifiesto de mi existencia.

 

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

Entiendo que la escritura es más que todo reescritura y que esta última supera la genialidad innata, la práctica hace al poeta.

 

¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, leer sus poemas en vivo?

Siempre es un nuevo desafío, una nueva aventura y ante todo una valiosísima oportunidad de conectar con otras personas, leer para otros es un privilegio que agradezco en cada espacio que puedo compartir.

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc.?

Creo firmemente que todas las formas de difusión de la poesía son válidas y cumplen un papel fundamental en la sociedad, el de volvernos a ver como parte del todo, el sabernos unidos y hermanados por la palabra viva.

 

¿Escribes a diario?

Sí, aunque a veces mis días duran meses.

 

¿Sigues algún ritual específico de trabajo?

El sacerdocio de la poesía tiene sus rituales que solo los iniciados vislumbran tras el poema, claro que sí, sigo un ritual, pero eso es parte del misterio.

 

¿Cuándo escribes intentas ser más racional que emocional o al contrario?

Cuando escribo intento ser el canal de la frecuencia poética, en ocasiones para un poema en específico aplica lo racional, en otras lo emocional y algunas veces el todo.

 

¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?

Mis poetas amados van desde Paul Valéry a Xavier Oquendo Troncoso y Federico Díaz Granados, pasando por Miguel Hernández, Raúl Gómez Jattin y Porfirio Barba Jacob, son mis referentes Friedrich Hölderlin y León de Greiff, no puedo omitir a Oliverio Girondo y tampoco a Neruda, están en mi cabecera Juan Calzadilla y Julio Cesar Goyes Narváez acompañados de Luis García Montero y Luis Franco González.

En la actualidad me he propuesto poblar mis lecturas poéticas de mujeres entre las que destacan Margaret Randall, Piedad Bonet, Aleyda Quevedo, Alejandra Lerma y Lucia estrada.


¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?

Canción de la vida profunda. Porfirio Barba Jacob

"Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
 
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
 
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.
 
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
 
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
 
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.
 
Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡un día en que ya nadie nos puede retener!"

 

Y adicionalmente un fragmento ineludible de la poesía de Hölderlin

"Es imposible que nos perdamos el uno al otro,

recorreré los astros durante milenios.

Adoptaré todas las formas,

todos los lenguajes de la vida,

para volver a encontrarte una sola vez."

 

¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?

Lean mucha poesía, vivan poéticamente y escriban, escriban, escriban. Del resto se encargará el tiempo.

 

 

  

Navegando en letras

MACHA

Ella es la mujer.

La fuente y el destino de la vida,

la salvaje seductora de auroras.

La que ríe a carcajadas el olvido,

la que hace lo que quiere,

cuando quiere, con quien quiere.

Ella es la dueña de sí.

La que invita a salir el sol más tarde,

la que no teme soñar en grande

y no le hace el feo a lo feo.

Ella es de carne y hueso.

Pero también es de ensueño

y de nube y de anhelado cielo.

Yo la he visto rabiar de alegría,

yo le he visto llorar su silencio

y gritar a los cuatro vientos

que no teme al temido miedo.

Ella es la mujer.

También es quimera,

ideal detenido en el tiempo.

Efluvio vital que desborda.


TURBIA DEDICATORIA

A usted puede que le guste o no la poesía,

tal vez lo que escribo le interese o no,

es muy probable que encuentre que falta algo

o que le sobre esto o aquello a este texto.

 

Usted puede que pasé por alto la métrica

y que le valga madres el tropo poético,

pero hay algo que usted no puede evitar

y es ser parte de este poema

de palabra y cemento

que le hablará del recuerdo,

así no lo quiera escuchar.

 

Una calle es como una paloma en el desierto,

es un arma, un talismán, es una burbuja

llena de espinas, como cactus níveo

y usted está allí parado en la encrucijada,

con sus bolsillos llenos de silencio

y una metáfora de cinco centavos

para abordar la ruta del misterio.

 

Usted se ve, se oye, se huele,

se gusta, se sueña y se muere

y resucita en esquinas de verso y tiempo

como máxima poética que le roba palabras

al desacierto, usted es ilusión,

fracción de segundo en hipérbaton,

oxímoron poético, gústele o no ser patético,

usted es palabra y texto,

incluso aunque maldiga estos versos.



EL ANIMAL IMPOSIBLE

No es el unicornio con su cuerno dorado de Tongmyong

y menos el fénix libanes, alado del fuego del más allá.

No se trata del Pegaso con su galope de nube y su ascendencia Gorgona.

Ni tampoco el Cerbero con sus cabezas veltesta, tretesta y drittesta.

No hablo del minotauro laberintico, fruto zoófilo de Pasifae.

Ni menciono a la centáurides totémica de bajos instintos.

No, el animal de imposible arcano irracional.

El animal inviable, destructor por antonomasia.

El monstruo milenario, devorador y demoledor de todo.

En definitiva, es el bípedo implumedo, el narciso humano.


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